Sus beneficios son muy variados, pero resaltamos los siguientes:
Las fresas son ricas en vitamina C, ácido fólico, potasio y fibra. Las fresas no contienen grasa. La vitamina C es un gran antioxidante que ayuda a reducir el riesgo de cáncer y a la vez intensifica el sistema inmunológico.
También nos aporta protección a las encías, muy beneficiosa para piel, el vigor del cabello y el desarrollo muscular. Por todo ello es una fruta muy indicada en la alimentación infantil.
Ayudan a adelgazar ya que por un lado, con apenas 30-35 calorías por cada 100 gramos, la fresa es una de las frutas menos calóricas que podemos encontrar en el mercado y, por otros, contiene antocianina, responsable del color rojo de las fresas y estimulan la quema de grasa almacenada en el cuerpo.
La antocianina es también la encargada de suprimir las respuestas inflamatorias del cuerpo. Ayuda al desarrollo de proteína C reactiva (CRP), un potente antiinflamatorio producida por el hígado. Por lo que es un buen medicamento natural para enfermedades como la artritis.
Además, reduce el nivel de colesterol y se evite el riesgo de sufrir hipertensión. Se han llevado estudios que afirman que, las mujeres que consumen fresas o arándanos dos o tres veces por semana, pueden reducir el riesgo de padecer un infarto de miocardio en un 32%.
Altamente hidratante como toda la fruta en el caso de las fresas, su composición es agua en un 92%, liderando el ranking junto a la sandía.